jueves, 11 de agosto de 2011

Capítulo 88



LUNA

-Que ha pasado? Dijo Hugo entrando como una fiera en la habitación.

-Nada.

-Cómo que no? He escuchado un ruído fuerte.

Me dejé caer en el borde de la cama desolada, sin poder controlar las ganas de llorar.

-Hey cielo, que ha pasado?

-Es Marcelo...

-Que pasa?

-Que me ha llamado y le he dicho lo de Francisca, y que quería ír a Italia al entierro, pero que prefería ír yo sola, y se pudo muy borde conmigo, me dijo que yo quería ir sola para poder tirarme a Joaquín y nose que más cosas.

-Otra vez se ha puesto borde contigo?

-Sí, y mucho. Nosé que hacer, no quiero estar con una persona así, pero lo quiero.

-Pero no puedes permitir que te trate así Luna, ya has sufrido bastante.

-Losé.

Me acerqué a Hugo abrazándome fuertemente a su cuello, desolada, rota, hundida... Había muchos calificativos que podía atrivuir a lo que sentía en ese momento.

-Cariño, ya estoy aquí!

Marcelo acababa de llegar a casa, yo enseguida me sequé las lágrimas y hice un gesto a Hugo para que saliera de mi habitación, sabía que si lo veía ahí se pondría borde conmigo de nuevo, y no me apetecía nada aguantarlo.

-Hola cariño. Dijo acercándose para darme un beso.

-Hola guapo. Dije casi sin ganas.

-Que  te pasa? Te noto extraña.

-Ven siéntate.

Marcelo me puso una mirada desafiante y sin muchas ganas se acercó a sentarse conmigo en la cama.

-Marcelo, verás.... esque quiero ír sola a Italia, porfavor compréndeme.

-No. Dijo secamente.

-Pero que te pasa? Porque no me dejas ír sola? Desconfias de mí.

-Sí, y más de Joaquín.

-Pero si no lo conoces.

-Sí, de lo que tú me has contado de él.

Giré la cara, no quería verle, mucha ira recorría mis entrañas, seguís sin comprender sus formas de comportarse conmigo.

-No irás sola, no lo permitiré.

No dije nada, sentía la mirada de Marcelo clavada en mi espalda, pero me daba miedo encontrarme con su mirada.

-Luna, me escuchas?

-Sí. Dije sin girar la cara.

-Bueno, me voy a duchar.

Sentí como se levantaba de la cama, y de la nada sentí esa brisa fresca en mi cara, esa brisa que sentía cuando iba al puerto a hablar con Elena, puedo asegurar que mi hermana se adentró en mí y me hizo coger fuerzas para decírle a Marcelo.

-Esto se ha acabado.

Después de decír eso sentí miedo, mucho miedo de su reacción.

-Que has dicho?! Dijo furiosos.

-Que... que... esto... se ha termiado. Dije sin poder vocalizar bien el pánico.

Marcelo se acercó lentamente a mí, tanto que su nariz tocaba la mia y sus manos apretaban fuertemente mis brazos.

-Eres mía, me entiendes?

No llegó a pegarme, pero el odio y la iara que se dibujaba en su mirada, me dolió más que cualquier golpe que pudiera procesarme. Sentí tanto miedo en ese momento que quise gritar, quise gritar tan fuerte como nunca lo había echo. Yo me quedé petrificada sin moverme del sitio mientras observaba como Marcelo se metía en el baño para ducharse. Yo cogí la maleta, cogí las nenas y me fui de allí, sin mirar atrás me fui de esa habitación, donde segundos antes había pasado tanto miedo como cuando diagnosticaron la enfermedad de Elena.

-A donde vas Luna? Y Marcelo??

Sin poder hablar por la angustia, apoyé mis maletas en el suelo, y abracé a Hugo.

-Luna....

-Porfavor, no me olvides...

Snetía como Hugo hablaba y no paraba de preguntarme que pasaba, estab asustado, se notaba en sus movimientos y en su forma de hablarme, pero apenas lo escuchaba bien, la angustia me había dejado en shock, cogí las maletas y salí de casa, sin antes girarme para ver de nuevo a Hugo, que se había quedado quieto en la entrada con las lágrimas en los ojos.

-Te quiero! Susurré, y le lanzé un beso con la mano.

El dijo algo, losé porque ví mover sus labios, y os puedo asegurar que sus labios acaban de decír.

-Yo también.

Antes de ír a por unos billetes para viajar a Italia, no podía irme de Bueu si pasar por el puerto, necesitaba hablar con Elena, necesitaba sentirla cerca.

-Hola Elena, siento no haber venido antes. Sé que siempre te digo lo mismo, y que parece que solo vengo aquí cuando estoy hundida y cuando el dolor me rompe el alma, pero esque es en esos momentos cuando más te necesito, cuando más necesito sentirte cerca. Y te quiero pedír muchas gracias, por antes darme fuerzas para poder decírle a Marcelo que lo dejaba, sé que has sido tú, se que tú te adentraste en mí, gracias.
Esa brisa de nuevo acarició mi cara, y como siempre que vengo aquí, la música inconscientemente viene a mi cabeza, y comencé a cantar, comencé a cantar una canción que escuché hace unos días en la radio mientras bañaba a Elena y a África y que me llegó al corazón. Elena siempre me decía que cantaba muy bien, que tenía una voz muy bonita, y que mejor agradecimiento que cantarle. A medida que cantaba, más lágrimas brotaban de mis ojos casi sin percatarme, esa canción relataba tan bien todo lo que estaba sintiendo... Sentía las miradas de la gente clavadas en mí, ya que era un día soleado y la gente paseaba por el puerto, y me miraban a mí, de pie, cantando al cielo y llorando.Pero me dio igual, en ese momento solo estábamos ella y yo.

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